CONSUMMATIONEM SÆCULI, NUESTRA ÉPOCA
CONSUMMATIONEM
SÆCULI, NUESTRA ÉPOCA
«Et ecce ego vobiscum sum omnibus diebus usque consummationem sæculi.»
«Y mirad que yo estoy con vosotros todos los días hasta
la consumación del siglo.»
Sabemos que la enunciación de lo remarcado en varios
documentos pontificios, es redirigido directa y puntualmente, solo a la última
frase con la que termina el majestuoso Evangelio de San Mateo (en su versículo
20 del capítulo XXVIII). Es hasta ese momento, la consumación del siglo, donde
Jesucristo Nuestro Señor ha de estar con sus Apóstoles, a quienes previamente
encomienda misión. La duración de la promesa tiene como límite claro la
consumación del siglo, no el último día o el fin, las Escrituras son claras al
diferenciar lo antes remarcado, disparidad que he de demostrar en las siguientes
líneas.
¿Eso quiere decir que la Iglesia ha de desaparecer, o
convertirse en un ente neumático a partir de la consumación del siglo, o pasar
a ser un cuerpo cadavérico por no tener Cabeza Visible y un Colegio Apostólico?
No es así, ya que la Iglesia, gracias a la Bula Cum Ex Apostolatus Officio y la
Vacantis Apostolicæ Sedis, está perfectamente intacta tal como la gobernó S.S.
Pío XII y sus predecesores, debido a que gracias a su Disciplina la preservó de
toda usurpación, tanto de los conciliares, como de los autonombrados
neogalicanos del thucismo/lefebvrismo; y es en ese mismo estado natural a su
esencia, que fueron quitadas a Voluntad Divina, las espadas que esta poseía
mediante las cuales, impedía dar paso al hombre de pecado de la IIª Carta a los
Tesalonicenses capítulo II, versículo 7:
Aquello que es quitado de “en medio”, es lo que conocemos
con el vocablo griego de τὸ κατέχον o Katejón, en latín “qui tenet nunc”, “el que
ahora le detiene o está firme”, el Imperio Romano según San
Agustín, San Ambrosio, San Jerónimo y San Justino, por nombrar algunos, que
identificaron de esta manera al Katéjon. Dicha equivalencia, parecía estar
fuera de lugar dado que el Imperio Romano había expirado hace siglos, sin
embargo, esta identificación es increíblemente precisa y acertada por los
siguientes aspectos a considerar:
- La Iglesia Católica es la sucesora del Imperio Romano, una vez pagano
y posteriormente convertido, siendo su estructura, un medio de expansión
para la Fe, dando lugar a lo que conocemos como Cristiandad;
- Así, como el emperador Justiniano llevó adelante la máxima codificación del Derecho Romano, el Codex Iuris Civilis, monumental legado del mundo clásico, ya dividido en Oriente y Occidente el Imperio, y caído este último un siglo antes de la codificación; S.S. San Pío X, de santa memoria, encabezó la recopilación y codificación más significativa de la historia de la Iglesia, la del Codex Iuris Canonici, monumental legado de la Cristiandad, pocas décadas previas a la usurpación de la Sede Apostólica, y ya disueltos los Estados Pontificios;
- Como sucesora la Iglesia evangelizó, primeramente, los territorios que componían el dominio imperial, teniendo a su vez la Iglesia, un poder espiritual, y además, uno temporal afín sobre el orbe;
- Estos poderes, son las espadas que empuñaba la Iglesia. S.S. Bonifacio VIII, de eterna memoria, describió las mismas en aquella infalible y providentísima Bula Unam Sanctam:
«Nos informan los textos de los Evangelios que en esta Iglesia y en su poder hay dos espadas; a saber, la espiritual y la temporal. Porque cuando los Apóstoles dicen: ‘He aquí, aquí hay dos espadas’ [Lc 22, 38] es decir, en la Iglesia, mientras hablaban los Apóstoles, el Señor no respondió que fueran demasiadas, sino suficientes. Ciertamente, quien niega que la espada temporal está en poder de Pedro, no ha escuchado bien la palabra del Señor que ordena: 'Mete la espada en la vaina' [Mt 26,52]. Ambas, por lo tanto, están en poder de la Iglesia, es decir, la espada espiritual y la material, pero la primera debe ser administrada por la Iglesia, y la segunda también por la Iglesia; la primera en manos del sacerdote; esta última por manos de reyes y soldados, pero por voluntad y consentimiento del sacerdote.»;
- El Katejón contaba con estas fisbertas que le fueron quitadas. Una, la
temporal, fue perdiendo su filo a medida que la Cristiandad perdía reinos
a fines. Como sucesos trascendentes podemos enunciar a la pérfida
revolución francesa, la disolución de los Estados Pontificios, la primera
guerra mundial, etc. La espada espiritual, le fue expropiada de cuajo con
la quita de Pedro (que gobierna el Cristiano Imperio de la Iglesia), el 28
de octubre de 1958, puntualmente con la usurpación de Roncalli;
- Hasta la consumación del siglo, la Iglesia conserva sus espadas, estas
son quitadas al no tener un Pontífice vivo corporalmente y entrar en la
presente vacancia de la Sede, tras la usurpación o abominación para la
desolación, que veremos más adelante;
- Conclusión: El Katejón refiere a la Iglesia Católica, en ejercicio de las espadas, una espiritual y una temporal. Es así como primeramente se lo identificó con el Imperio Romano, que ejercía estos poderes en un plano material y pagano, de los cuales se apropió la Iglesia para cristianizar a los pueblos. Hoy, con el devenir de la Gran Apostasía, la abominación para la desolación, la quita del Romano Pontífice, la quita tanto del Katejón como de la Santa Misa, y el hombre de pecado manifestado, ipso facto, notamos el acierto de la caracterización agustiniana.
Continuando lo concerniente a la “consumación del siglo”,
momento en que se suprimen las espadas del Katejón, vamos a tomar como
referencia el texto de La Vulgata, siendo esta versión nuestro camino seguro a
la hora de profundizar en los Textos Sagrados, siguiendo el mandato y
recomendación de S.S. San Pío X, S.S. Pío XII, y el Concilio Tridentino:
«Deben ser tenidos por sagrados y canónicos los libros enteros con todas sus partes, tal como se han solido leer en la Iglesia Católica y se hallan en la antigua edición Vulgata latina» (Cf. Conc. de Trento, Ses.4 decr.l, en Ench. Bibl. n.45).
«Se encomendó a los monjes benedictinos el cargo de investigar y preparar los estudios en que haya de basarse la edición de la versión latina de las Escrituras que recibió el nombre de Vulgata» (Epistula ad Revmum. D. Aidanum Gasquet, d. ti. 3 dec. 1907; Pii X,Acta IV p.117.119; Ench. Bibl. n.285s).
"Esta privilegiada autoridad o, como dicen, autenticidad de La Vulgata no fue establecida por el concilio principalmente por razones críticas, sino más bien por su legítimo uso en las iglesias durante el decurso de tantos siglos; con el cual uso ciertamente se demuestra que la misma está en absoluto, inmune de todo error en materia de fe y costumbres; de modo que, conforme al testimonio y confirmación de la misma Iglesia, se puede presentar con seguridad y sin peligro de errar en las disputas, lecciones y predicaciones; y, por tanto, este género de autenticidad no se llama con nombre primario crítica, sino más bien jurídica." (S.S. Pío XII, Encíclica Divini Afflante Spíritu, 30 de septiembre de 1943, sobre los estudios bíblicos).
Aquí la cita en cuestión del Evangelio de San Mateo:
Conclusión: Entiéndase como consumación
del siglo, en singular, todas las frases o citas similares, que se remitan
al Evangelio de San Mateo (cap. XXVIII, 20), es decir, a la duración del
Katejón en nuestra línea temporal, desde el inicio de su actividad evangelizadora,
hasta su reciente quita, y no “hasta el fin del mundo” (finem mundi) o “día
final” (finem dierum). La terminología es clara.
Entendido lo anterior, viene la siguiente cuestión: ¿Qué es la consumación del siglo? Es el término de una época y el comienzo de otra, ni más ni menos. ¿Cómo llegamos a esta conjetura? Por medio de lo citado en S. Mateo XXVIII, versículo 20 y en puntal, S. Mateo XXIV, versículo 3:
Nuestro
Señor al contestar, identifica las tres partes de la pregunta. Cabe destacar,
que tanto las preguntas como las respuestas, comparten los siguientes patrones:
·
Así
como son tres las preguntas o partes que componen la pregunta hecha a Nuestro
Señor;
·
Tres
son las respuestas correspondientes a cada una;
·
Estas
tres respuestas, contienen un comienzo, una descripción y un final, estos
caracteres son evidentísimos.
La
primera corresponde a: ¿Cuándo sucederán estas cosas (es decir, la destrucción
del Templo)? Aquí vemos que Cristo responde con los lineamientos antes marcados
por Él, y termina con un “hasta el fin”. Destaco, que Nuestro Señor en su
réplica, no hizo mención de “hasta la consumación del siglo”, respondiendo en
su lugar “el que persevere hasta el fin/usque in finem”, en su
cristalina contestación acerca de que el fin no es la
consumación del siglo, sino dos tiempos distintos:
Pasamos
ahora a la segunda (¿Y qué señal habrá de tu venida…?) Nuevamente, tenemos una
descripción breve de lo que ha de suceder, y luego, esta segunda parte es
rematada con “vendrá el fin/veniet consummatio”, mismo patrón que
la pregunta primera:
Llegamos a la parte más importante, la tercera parte de la pregunta: ¿… y (qué señal) de la consumación del siglo?:
La descripción de esta época comienza con la abominación de la desolación en el lugar santo, descrita por Daniel el profeta, y termina en los últimos versículos del capítulo XXIV, los 50 y 51, donde Cristo anuncia su gloriosísima llegada y el Juicio Final (la descripción más larga del capítulo, a partir de la abominación desoladora estando en el lugar santo, hasta la venida del Señor o «veniet Dominus»). Todo esto marca claramente que la consumación del siglo, de lo respondido por el Señor, es una etapa previa a la Parusía y el Juicio Final, con inicio y fin. Esto no es interpretación, es LECTURA LITERAL Y EN SECUENCIA, nada más. Son tres las preguntas o partes, tres las respuestas, todas con comienzo, descripción y final.
Por
tanto, si Nuestro Señor, sostiene en su respuesta que la abominación de la
desolación es señal de la consumación del siglo ¿Qué es la abominación de la
desolación? La respuesta está en Daniel, donde nos redirige Nuestro Señor. ¿Qué
dice el profeta Daniel al respecto? Dice lo siguiente:
Tenemos
en este momento indicios sobre que sería la abominación para desolación, puesta
por un rey impío. Este impío entra en escena cuando es quitado el Katejón de en
medio, según el Apóstol San Pablo, y se detalla en el comentario introductorio
al capítulo XIII de Daniel de la Vulgata de Scío. El texto dice “para
desolación”, es decir, la abominación produce desolación. ¿Qué es desolación según
la RAE? Acción o efecto de desolar: 1. tr. asolar (‖ destruir). /2. tr. Causar a alguien una aflicción
extrema. /3. prnl. Afligirse, angustiarse con extremo. Podríamos decir que es una destrucción que aflige en
demasía.
Sin
embargo, el término todavía está poco definido. Es allí donde, con su
prerrogativa infalible en cuestiones de fe y en una Bula, S.S. Pablo IV termina
de develar el misterio. El mencionado Pontífice identificó a la abominación
para desolación como la usurpación de la Sede Petrina, que sigue aún puesta en
el lugar santo en nuestros días, para la destrucción de las almas:
“1. Más alto está el desviado de la Fe, más grave es
el peligro.
Considerando
la gravedad particular de esta situación y sus peligros al punto que el mismo Romano
Pontífice, que como Vicario de Dios y de Nuestro Señor
tiene la plena potestad en la tierra, y a todos juzga y no puede ser juzgado
por nadie, si fuese encontrado desviado de la Fe, podría ser acusado y
dado que donde surge un peligro mayor, allí más decidida debe ser la
providencia para impedir que falsos profetas y otros personajes que
detentan jurisdicciones seculares no tiendan lamentables lazos a las almas
simples y arrastren consigo hasta la perdición innumerables pueblos confiados a
su cuidado y a su gobierno en las cosas espirituales o en las temporales [las espadas]; y
para que no acontezca algún día que veamos en el LUGAR SANTO LA ABOMINACIÓN
PARA LA DESOLACIÓN [Abominatio in Loco Santo], predicha por el profeta
Daniel; con la ayuda de Dios para Nuestro empeño pastoral, no sea que
parezcamos perros mudos, ni mercenarios, o dañados los malos vinicultores,
anhelamos capturar las zorras que tientan desolar la Viña del Señor y rechazar
los lobos lejos del rebaño.”
Conclusión:
La nula elección de los últimos seis no-papas, es la abominación para la
desolación, la señal de la consumación del siglo, que como divisamos por todo
lo ya acontecido, no es la Parusía o el último día, sino el comienzo del fin
hasta la Parusía, una etapa previa.
CITA DEL PROFETA DANIEL COMO RESPALDO INTERPRETATIVO
Tomado
de Daniel 12 de La Vulgata de Felipe Scío:
«Liberación del pueblo de Dios.
Y en aquel tiempo se levantará Miguel, príncipe
grande, que es defensor de los hijos de tu pueblo; y vendrá tiempo, cual no fue desde que las gentes comenzaron a ser
hasta aquel tiempo. Y en aquel tiempo será salvo tu pueblo, todo el que se
hallare escrito en el libro.
Y muchos de aquellos que duermen en el polvo de la tierra
despertarán: unos para vida eterna, y otros para oprobio, para que lo vean
siempre.
Más los que hubieren sido sabios, brillarán como la luz
del firmamento: y los que enseñan a muchos para la justicia, como estrellas por
toda la eternidad.
Más tú, Daniel, ten cerradas estas palabras, y sella el
libro HASTA EL TIEMPO DETERMINADO [USQUE AD TEMPUS STATUTUM]: muchos lo repasarán
y se multiplicará la ciencia.
Y miré yo, Daniel, eh aquí como otros dos que
estaban en pie, el uno de este lado sobre la ribera del río y el otro de aquel
sobre la otra ribera del río.
Y dije al Varón, que estaba vestido sobre ropas de lino,
y en pie sobre las aguas del río: ¿Cuándo se cumplirán estas maravillas?
Y oí al Varón, que vestido de ropas de lino, y en pie
sobre las aguas del río habiendo alzado su derecha y su izquierda hasta el
cielo, y juró por Él que siempre vive diciendo, que en tiempo, y tiempos, y
mitad de tiempo. Y cuando fuere cumplida la dispersión de la congregación del pueblo santo, serán cumplidas
todas estas cosas.
Y yo oí, y no lo entendí. Y dije: Señor mío ¿Que acaecerá
después de estas cosas? Y dijo: Anda Daniel, que cerradas y selladas están
estas palabras hasta el tiempo señalado. Muchos serán escogidos y blanqueados,
y probados como por el fuego: y los impíos obraran con impiedad, y ningún impío
entenderá, más los sabios entenderán.
Y desde aquel tiempo en que fuere quitado el Sacrificio Perpetuo, y fuere puesta la abominación para desolación, serán mil doscientos
noventa días.
Bienaventurado el que espera, y llega hasta mil
trescientos treinta y cinco días.
Más tu ve al término señalado: y tendrás reposo, y
permanecerás en tu suerte hasta el FIN DE LOS DÍAS [FINEM DIERUM].»
Paso a exponer el capítulo XII del profeta Daniel, tomado
de la Sagrada Bíblia de Monseñor Doctor Straubinger:
“En aquel tiempo se alzará Miguel, el gran príncipe y
defensor de los hijos de tu pueblo; y vendrá
tiempo de angustia cual nunca ha
habido desde que existen naciones hasta ese tiempo. En ese tiempo será librado
tu pueblo, todo aquel que se hallare inscrito en el libro. También muchos de
los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para vida eterna,
otros para ignominia y vergüenza eterna. Entonces los sabios brillarán como el
resplandor del firmamento, y los que condujeron a muchos a la justicia, como
las estrellas por toda la eternidad. Tú, Daniel, encierra estas palabras, y sella
el libro HASTA EL TIEMPO DEL FIN. Muchos buscarán y se acrecentará el
conocimiento.” Y yo, Daniel, miré y vi otros dos que estaban en pie el uno
aquende el río y el otro allende el río. Y dijo (uno de los dos) al Varón
vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: “¿Cuándo será el
cumplimiento de estas maravillas?” Y oí al Varón vestido de lino, que estaba
sobre las aguas del río, cuando levantando su diestra y su izquierda hacia el
cielo juró por Aquel que vive eternamente que eso será dentro de un tiempo,
(dos) tiempos y la mitad (de un tiempo) y que todas estas cosas se cumplirán
cuando el poder del pueblo santo sea
completamente destruido. Yo oí, pero no comprendí. Dije, “Señor mío: ¿cuál
será el fin de estas cosas?” Y él respondió: “Anda, Daniel; pues estas palabras
están cerradas y selladas hasta el
tiempo del fin. Muchos serán
purificados y blanqueados y acrisolados; pero los malos seguirán haciendo el
mal, y ninguno de los malvados entenderá; más los sabios entenderán.
Desde el tiempo en que será quitado el Sacrificio
Perpetuo y entronizada la abominación desoladora, pasarán mil doscientos
noventa días. ¡Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta
y cinco días! Tú, empero, marcha hacia tu fin y descansa, y te levantarás para
(recibir) tu herencia AL FIN DE LOS DÍAS [FINEM DIERUM].”
“Entonces, tanto «usque ad tempus statutum» o (HASTA EL TIEMPO DETERMINADO O TIEMPO DE LA ANGUSTIA) y «finem dierum» o (DÍA FINAL), denotan dos sucesos distintos en la línea temporal. «usque ad tempus statutum» expresado primeramente, y CONTINÚA con una descripción de lo que ha suceder en ese lapso temporal, hasta que Daniel pregunta CUÁNDO HA de suceder lo proyectado, respondiendo El Varón: “Y cuando fuere cumplida la dispersión de la congregación del pueblo santo [o dispersión de los fieles causada por la Gran Apostasía], serán cumplidas [en esa época, el tempus statutum] todas estas cosas [las ya descritas]”. Se plantea una nueva pregunta al Varón, sobre el devenir último de estas cosas, y como respuesta tenemos: purificación, blanqueamiento, prueba, impiedad que causa ceguera, el privilegio de los sabios de entender [a quienes tienen Santo Temor de Dios, que es el principio de la Sabiduría (Proverbios IX, 10) se les ha de conceder entendimiento de la Operación el Error], y la abominación para desolación [coronación o puesta de los anticristos usurpadores, la causante de la Operación del Error y quita de Santa Misa, sucesos conectados]. Luego, recomendación de dirigirse al término y permanecer en su suerte (o en santidad y obediencia), hasta ese día final/finem dierum [denotamos aquí, el aviso de cómo hemos de accionar hasta la gloriosísima Parusía].”
Conclusión del
término consumación del siglo:
- ● «Consummationem saeculi/tempus statutum» son identificados como sinónimos o iguales períodos, PRODUCTOS DEL INICIO DE LA GRAN APOSTASÍA FINAL, con la usurpación de la Sede (la abominatio in loco santo), lapso donde se desarrolla la tribulación final;● Dicha terminología, usada de manera indebida por los autonombrados del cisma para perpetrar su vomitivo accionar, es desmentida por la misma Iglesia en un documento con imprimátur de 1956: “La «consumación del mundo» (ovvreleía toú aióvos) tiene una fuerza más decisiva para significar el fin del mundo que el término «parusía». No obstante, la palabra aiww [siglo/saeculi y no mundo/mundi] significa no el mundo físico o el universo, sino «era», «época» de la historia humana; para el uso que Pablo hace de ella. Por eso, la «era» puede ser aquí la de la antigua economía. EN MATEO 28, 20, donde cambia la perspectiva, es la nueva era mesiánica."● Quita del Katejón, dada la quita del Romano Pontífice;● Quita del Santo Sacrificio, predicho por el profeta Daniel y afirmado por santos y doctores, al no existir clero católico durante la consumación del siglo, debido a la apostasía en masa por parte de aquellos se adhirieron al conciliábulo y se apartaron de la comunión de S.S. Pío XII, último Vicario de Cristo, al violar la VAS;● Purificación, blanqueamiento y prueba mediante la Operación del Error;● Importancia de los siguientes documentos para entender la cuestión, dada su relación con la consumación del siglo: Pastor Æternus, Bula Cum Ex Apostolatus Officio, y Vacantis Apostolicæ Sedis;● Impíos y rebeldes rumbo al hades, y sabios santificándose hasta el fin «usque in finem», o la venida de Nuestro amado Señor «veniet Dominus» a desarrollarse ese «día final/finem dierum».
ESTADO
ACTUAL DE LA IGLESIA EN LA CONSUMACIÓN DEL SIGLO
Nuestro amado Papa Pacelli, expresa lo siguiente en Mystici Corporis Christi, sobre el Cuerpo Místico de Cristo:
"Se funda no sólo en Él, sino también en Pedro, como en fundamento visible―, la gobierna, además, visiblemente por aquel que en la tierra representa su persona. Que Cristo y su Vicario constituyen una sola Cabeza lo enseñó solemnemente nuestro predecesor Bonifacio VIII, de inmortal memoria, por las Letras Apostólicas Unam Sanctam; y nunca desistieron de inculcar lo mismo sus sucesores.
Hállanse, pues, en un peligroso error quienes piensan que pueden abrazar a Cristo, Cabeza de la Iglesia, sin adherirse fielmente a su «Vicario en la tierra». Porque, al quitar esta Cabeza visible, y romper los vínculos sensibles de la unidad, oscurecen y deforman el Cuerpo místico del Redentor, de tal manera que los que andan en busca del puerto de salvación no pueden verlo ni encontrarlo."
Siguiendo el mismo
lineamiento, cito a DZ 360: “Si alguno condena dogmas, mandatos, interdictos,
sanciones o decretos promulgados por uno que preside la Sede Apostólica para la
fe católica, para la disciplina eclesiástica, para la corrección
de los fieles, para la enmienda de los criminales, o por entredicho o de
amenaza o de futuros males, sea anatema.”
Leemos también del
Concilio Vaticano: “Si alguno dijere así que el Romano Pontífice tiene… no la
plena y suprema potestad de jurisdicción sobre la Iglesia universal, no sólo en
las cosas que pertenecen a la fe y a la moral, sino también en las que pertenecen
a la disciplina … sobre los pastores y los fieles en conjunto e
individualmente, sea anatema”, tomado de DZ 1831.
Y del Papa San Pío X en
Pascendi Dominici Gregis: “Toda sociedad necesita una autoridad directiva… De
ahí la triple autoridad en la Iglesia Católica: disciplinaria,
dogmática, litúrgica”, sentencia contenida en DZ 2091. De esta manera, se anatemiza a los anómicos thucistas-lefebvristas por quitar de en medio el Código
Piobenedictino, y la VAS del último Vicario, la Doctrina protegida dentro de la
VAS y en la misma tesitura, a S.S. Pio XII del camino.
Párrafo aparte, sabemos además, que la Iglesia ha de contar hasta el día final con elementos visibles e invisibles en el orbe, conservando además sus cuatros notas, pese a perder las espadas o su carácter de Katejón en la consumación del siglo, también entendida esta consumación como el final de la era de la Cristiandad o el Cristiano Imperio, reflejado en un buen número de Naciones de antaño, envuelto actualmente el mundo por gobiernos apóstatas. Este maligno régimen globalizado, que algunos han logrado visualizar, pero que esperan peores contextos en el plano material y espiritual, siendo que el presente contexto es el cumplimiento del reinado sin oposición del príncipe mundano, panorama que contiene los parámetros ideales para sumergir a la humanidad en una especie de edad marcada por las comodidades y los avances en distintas áreas, que enceguece aún más a quienes de por sí, suponen que estos tiempos no son los finales, o que puede este presente oscuro tener todavía, un giro típico de un trabajo narrativo de ficción, cuando la gran debacle ya se dio en el plano más importante, el espiritual.
En este aspecto el discurso escatológico de Nuestro Señor en San Mateo capítulo XXIV, al proyectar la concatenación de hechos a suceder, revela que tal Apostasía no tiene reversión. En este sentido, S.S. Pío XII aseguró con su Suprema Autoridad en Summi Pontificatus, que esta época en particular, es la era de la última Iglesia, la de Laodicea, donde se da por finalizada la última de las siete etapas, dando lugar a la Parusía:
«¿Qué época ha tenido
mayor necesidad de estos bienes que la nuestra? ¿Qué época más que la
nuestra, a pesar de los progresos de toda clase que ha producido en el
orden técnico y puramente exterior, ha sufrido un vacío interior tan crecido y
una indigencia espiritual tan íntima? Se le puede aplicar con exactitud
la palabra aleccionadora del Apocalipsis: Dices: Rico soy y opulento y de
nada necesito, y no sabes que eres mísero, miserable, pobre, ciego y desnudo
(Ap. 3, 17).»
Posteriormente viene el Juicio Final, no una supuesta
restauración, o un periodo que contenga elementos de tinte milenarista o
milenarismo mitigado, también condenada en el reinado del último Pontífice en
julio de 1944.
Ya planteado estos aspectos, debemos reconocer de entre
tanto fraccionamiento, quienes componen la Iglesia en su situación actual,
analizando qué caracteres componen el cuerpo de la estructura de aquellos que
demandan la membresía en la Esposa, puntualizando en el aspecto fundamental de
la Apostolicidad, ya que contando con esta, las demás notas se conservan. La
Apostolicidad es la marca por la que reconocemos a la Iglesia de entre tantas,
como idéntica a la Iglesia fundada por Jesucristo sobre los Apóstoles,
indicación más segura de la verdadera Iglesia de Cristo, siendo además la más
fácil de examinar, ya que la Iglesia permanece sin cambios, infalible en su
enseñanza, por ende, se sigue que si la Iglesia de Cristo todavía existe,
debe estar enseñando su doctrina. Por eso la Apostolicidad de Misión
es garantía de la Apostolicidad de la Doctrina.
San Cipriano (Ep. 76, Ad Magnum): “Novaciano no está en
la Iglesia, ni puede ser considerado Obispo, porque en desacato a la
tradición apostólica fue ordenado por sí mismo sin suceder a nadie”.
Concluimos que la Iglesia de los Apóstoles es
idéntica en Origen, Doctrina y Misión. El mismo hecho de la separación
destruye la APOSTOLICAD DE MISIÓN O JURISDICCIÓN. Es evidente que la
autoridad sólo puede transmitirse por sucesión legítima de época en época. No
puede haber sucesor legítimo en la Iglesia de Cristo que no haya recibido
jurisdicción directa o indirectamente por medio de concesiones, de su suprema
autoridad, tal como dispone S.S. León XIII en Satis Cognitum:
"Por esto hay necesidad de hacer aquí una
advertencia importante. Nada ha sido conferido a los apóstoles
independientemente de Pedro; muchas cosas han sido conferidas a Pedro
aislada e independientemente de los apóstoles. San Juan Crisóstomo, explicando
las palabras de Jesucristo (Jn 21,15), se pregunta: «¿Por qué dejando a un lado
a los otros se dirige Cristo a Pedro?», y responde formalmente: «Porque era el
principal entre los apóstoles, como la boca de los demás discípulos y el jefe
del cuerpo apostólico». Sólo él,
en efecto, fue designado por Cristo para fundamento de la Iglesia. A él le fue dado todo el poder de atar y de
desatar; a él sólo confió el poder de apacentar el rebaño. Al
contrario, todo lo que los apóstoles han recibido en lo que se refiere al
ejercicio de funciones y autoridad lo han recibido conjuntamente con Pedro. «Si
la divina Bondad ha querido que los otros príncipes de la Iglesia tengan alguna
cosa en común con Pedro, lo que no ha rehusado a los demás no se les ha dado
jamás sino con él». «Él solo ha recibido muchas cosas, pero nada se ha
concedido a ninguno sin su participación».
Es momento de citar a S.S. Pío
XII, en la misma tesitura:
+ A LOS PÁRROCOS Y A LOS CUARESMEROS DE ROMA:
"...el Vicario de Cristo es el centro de
su unidad y la fuente de la autoridad, pues a él deben estar unidos todos los
demás Pastores, que de él reciben inmediatamente su jurisdicción y su misión;
a él corresponde confirmarlos en la fe, como Pastor primero y universal, y,
como Pastor de los Pastores, prevenir y corregir los abusos, guardar inviolable
el depósito de la doctrina de Cristo y de la santidad de la moral, condenar
auténticamente el error. Sólo él, sucesor de Pedro, Piedra fundamental de
la Iglesia."
+ AD APOSTOLORUM PRINCIPIS:
«... volvimos a referirnos a esta enseñanza
con estas palabras "La potestad de jurisdicción que se confiere
directamente por derecho divino al Sumo Pontífice llega a los obispos por ese
mismo derecho, pero sólo a través del sucesor de Pedro,
al que no sólo los fieles sino también todos los obispos están obligados a
estar constantemente sujetos y a adherirse tanto por la reverencia de la obediencia
como por el vínculo de la unidad."»
Vamos a proyectar lo anterior, sobre las distintas
estructuras reclamantes a ser la Esposa:
· Primero se descarta a la Ramera Conciliar, está nueva religión profetizada por Roncalli, formada bajo la tutela de Montini, y sustentada por sus posteriores sucesores. Más allá que esta, a simple vista, no cuente ni siquiera con una nota de las cuatro, cuenta con visibilidad plena, totalmente estéril si no cuenta con Apostolicidad y las demás marcas, más allá de contar una cabeza que no es Pedro, pero si su antítesis. Si S.S. Bonifacio VIII asevera infaliblemente que Cristo y Pedro son una misma Cabeza, igual regla se aplica para los no-papas de la consumación del siglo, siendo estos a su vez antipapas y anticristos, unificados en el cuerpo de la Meretriz Babilónica. Indagar en las semejanzas de las descripciones que nos suministran las Sagradas Escrituras y el Magisterio, entre estos últimos seis impostores con el anticristo, las bestias apocalípticas, el falso profeta y el hombre de pecado, sumado a todo el legado apóstata de sus anti pontificados y el más grande engaño entramado a millones de almas, el misterio queda revelado por los hechos en sí.
· + La fraternidad lefebvrista, también visible, pero en
menor proporción que su reconocida madre infiel y su cabeza luciferina, tampoco
cuenta con Apostolicidad. Estos ávidos deformadores de la Verdad, las tantas
contradicciones doctrinales que la envuelven, y su terca manera de reconocer a
la Ramera como si fuera la Esposa, hace que no merezca este análisis, más que
estas pocas líneas.
· + El cuerpo acéfalo del thucismo, que además cuenta con
miembros venidos del lefebvrismo, tornándose en un cisma híbrido, que
correctamente profesa la vacancia actual de la Sede, pero niega incurriendo en
cisma, al documento promulgado para la presente vacancia; tiene como fruto
visible a las tantas fracciones en desunión que le derivan, asemejándose con el
protestantismo y el típico proceder fociano, justificando su accionar cismático
basado en la sola validez como suprema lex o salus animarum para distribuir
disque sacramentos.
Por su parte S.S. San Pío X en Pascendi Domini Gregis,
destaca cuál es la errada cosmovisión que tienen los modernistas de los
sacramentos. Esta desacertada concepción del culto exterior y los sacramentos,
es lo que los vuelve reos de los mismos:
S.S. San Pío X en la Pascendi: "En lo que mira al
culto sagrado, poco habría que decir a no comprenderse bajo este título los
sacramentos, sobre los cuales defienden los modernistas gravísimos errores. El
culto, según enseñan, brota de un doble
impulso o necesidad; porque en su sistema, como hemos visto, todo se
engendra, según ellos aseguran, en virtud de impulsos íntimos o necesidades. Una de ellas
es para dar a la religión algo de sensible; la otra afin de manifestarla; lo
que no puede en ningún modo hacerse sin cierta forma sensible y actos
santificantes, que se han llamado sacramentos. Estos, para los modernistas,
son puros símbolos o signos; aunque no destituidos de fuerza. Para explicar
dicha fuerza, se valen del ejemplo de ciertas palabras que vulgarmente se dice
haber hecho fortuna, pues tienen la virtud de propagar ciertas nociones
poderosas e impresionan de modo extraordinario los ánimos superiores.
Como esas palabras se ordenan a tales nociones, así los sacramentos se ordenan al
sentimiento religioso: nada más. Hablarían con mayor claridad si
afirmasen que los sacramentos se instituyeron únicamente para alimentar la
fe; pero eso ya lo condenó el concilio de Trento: «Si alguno dijere que
estos sacramentos no fueron instituidos sino sólo para alimentar la fe, sea
excomulgado».”
El recurrente desacato a S.S. Pío XII de parte de todo el
linaje thucista, generando aún más sectas sin Apostolicidad alguna, que al
momento de persistir y desobedecer al mencionado Papa, “derogando” la VAS a
conveniencia, y toda la Doctrina que esta salvaguarda. Refuerzo el siguiente
concepto doctrinal en relación a lo anterior, LA JURISDICCIÓN PRODUCE
APOSTOLICIDAD DE MISIÓN. La validez sin jurisdicción sólo produce actos nulos,
sacrílegos y meras profanaciones, como ya lo remarcó S.S. Pío VI:
["...unos ministros sin misión y pastores sin jurisdicción, y por
consiguiente párrocos intrusos, no harían sino actos nulos, y que todas las
funciones que ejercieran serían otras tantas profanaciones.”]. De igual manera,
este tampoco es el caso de los thucistas, ya que todo intento de usurpación de
facultades petrinas de jurisdicción, es írrito, nulo y sin efecto, dispuesto
bajo la Suprema Autoridad de S.S. Pío XII en la VAS. Desentenderse de la VAS,
es romper el vínculo, la unidad o comunión con el Papa, y ninguna causa, por
más bien aparente que suponga, es justificable para adentrarse en el cisma. Es
así, que S.S. León XIII caracterizó al cisma como inviable.
Poseen una estructura sin Pedro, pretendiendo que esta
funcione sin él, demostrado ya en su praxis, prescindiendo del único cimiento
donde pueden apoyarse sin errar, el Papa. Pretender hacerlo citando
torcidamente la opinio theologorum, en contra de S.S. Pío XII, tampoco basta.
El thucismo dejó de necesitar desde su conformación, de la Piedra Angular, por
ende, su estructura se cae a pedazos:
“Según este oráculo, es evidente que, por voluntad y
orden de Dios, la Iglesia está establecida sobre el
bienaventurado Pedro, como el edificio sobre los cimientos. Y pues
la naturaleza y la virtud propia de los cimientos es dar cohesión al edificio
por la conexión íntima de sus diferentes partes y servir de vínculo necesario
para la seguridad y solidez de toda la obra, si el cimiento desaparece, todo el edificio se derrumba.”
S.S. León XIII, Satis Cognitum.
Las facciones conclavistas se dieron cuenta de esta prima
necesidad, y produjeron x cantidad de No-Papas, entre palmarianos, ex
palmarianos, Von Petz, etc. Pretender seguir yendo contra S.S. Pío XII,
creyendo que de esta manera podrán elegir un sucesor legítimo, es irracional. Y
en caso de volver a elegir uno, obtendrán no un sucesor de Pedro, sino uno de
Von Petz, que quedó relegado y olvidado, o de Domínguez Gómez. Entonces
pregunto: ¿Por qué Víctor Von Petz no fue sucesor de Pedro, y el venidero sí?
¿Acaso no proviene Von Petz de la misma línea no-episcopal que aquella que
pretende un nuevo sucesor? Sí, es el mismo linaje que tiene como cabeza a Thuc,
luego al veterocatólico cabalista rosa cruz de Datassen, y sus no-consagrados
como perpetradores del cisma. LA PRIMACÍA A PERPETUIDAD LA TIENE EL LEGADO DE
S.S. PÍO XII, NADIE MÁS.
·
Antes de finalizar, paso a demostrar que los
partidarios del desacato tradicionalista, dejan abierta la posibilidad para que
la Ramera Conciliar goce de aquello, que a viva voz reclaman. Si nos centramos
en los principios alegados dentro del sistema anómico, encontramos los
siguientes: estado de necesidad, la salus animarum sacramentalista de la
sola-validez, y la aplicación de epiqueya. Asimismo, y bajo estas razones,
tendríamos como Esposa a la misma secta conciliar en vez de ellos. ¿Existe una
manera más eficaz para garantizar la distribución de los “sacramentos”, que haciéndolo
mediante la adaptación que proponen desde el cisma tradicionalista, logrando
que toda la estructura usurpada y el pseudo clero conciliar, goce de estas, es
decir, funcionar sin la misión apostólica que brota de la jurisdicción papal, a
partir de la sola-validez? No, no existe, este sería el medio más eficaz, ya
que esta estructura los supera en número y alcance de almas, y sobrepuja sus
estructuras mal conformadas. El simple hecho de resistirse a la VAS, y negar
que la jurisdicción y la apostolicidad ya no provienen solamente de Pedro dada
las circunstancias, da pie a aplicar estos principios, y ya instalado el
antecedente, también habilita a dejar de lado la causal de nulidad en la
elección pontificia, que quedó en pie dentro la VAS, la nulidad por herejía, que tiene por fuente a la Bula Cum Ex
Apostolatus Officio. ESTA FUE LA FINALIDAD PERSEGUIDA POR LOS LEFEBVRISTAS en
la década de los 70, es así que reconocieron a Roncalli y Montini como
legítimos sucesores, buscando una causa bien fundamentada que derogue la bula
paulina, y se encontraron con epiqueya, mismo principio alegado por el thucismo
posteriormente. De esta manera, se puede negar la constitución divina de la
Iglesia, hacer a un lado el juicio petrino, y todo el conjunto de cánones y
disciplinas que protegen el Magisterio, y una vez abatido su mecanismo de
defensa disciplinar, se socava la Doctrina. Por este motivo, no nos corresponde
desobedecer la Disciplina e incurrir en cisma bajo ningún aspecto, por el
sacrilegio que comprende. Aquí, encontramos la causa de la rigurosidad de las
cláusulas contenidas en los documentos pontificios, que prohíben violar sus
páginas, so pena de caer bajo en la ira divina y apostólica.
Si bien, cuantitativamente
Babilonia La Grande niega una parte mayormente considerable de la Fe Católica
que estos, sin embargo, cualitativamente los thucistas y lefebvristas están en
idénticas condiciones que la Ramera. La membresía católica, se posee mediante
la profesión de la fe en su completitud, que ellos no disponen al sostener que
es lícito el cisma, negar que la jurisdicción solo se obtiene del Papa,
desentenderse del Concilio Vaticano, y del Tridentino en este aspecto, de la
forma de organización de la Iglesia, y un largo etcétera:
«La fe católica es de tal índole y naturaleza, que nada se le puede añadir ni quitar: o se profesa por entero o se rechaza por entero: "Esta es la fe católica; y quien no la creyere firme y fielmente no podrá salvarse"». Encíclica Ad beatissimi apostolorum, S.S. Benedicto XV.
Dentro de estas sectas, alegan de manera acertada, que
los “ordenados” de la secta conciliar recibieron órdenes nulliter por emplearse
el ordinal eduardiano de “consagración”, empero, esta sentencia también recae
sobre sus “consagraciones” episcopales. El motivo de la nulidad del ordinal
eduardiano, es un cambio de intención, y dicho cambio de intención,
se encuentra también presente en sus omisiones y adaptaciones a la hora de
emplear la no-consagración episcopal. No es el mismo cambio que del ordinal
eduardiano, pero, cumple con la conditio sine qua non estipulada de nulidad,
prevista por S.S. León XIII, el cambio de intención, que es la parte
esencial para que concurra la nulidad. Que se aplique tal nulidad al rito
eduardiano de manera puntual dentro de la providentísima Bula, es
por mediar tal cambio de intención, DENTRO DEL ordinal en si. Tal es
así, que se aplica la nulidad por mediar omisión en el Rito empleado dentro del
cisma thucista/lefebvrista, que es Romano, pero no aplicado en su completitud,
resultando en una intención distinta a la que siempre practicó la Iglesia, ya
que el ordinal contiene partes donde imperativamente, manda a proceder con la
consagración SOLO SI SE CUENTAN CON LAS DEBIDAS LETRAS APOSTÓLICAS DEL PAPA. Queda
claro, como el Rito Católico de consagración exige
la Misión Apostólica y no la tienen, por tanto, bien deben eliminar
en estas sectas, esa parte del Rito Romano a sabiendas y bajo otra intención,
por ende, no hay intención debido a la omisión, y hay cambio del Rito Católico,
ergo, se reciben ordenes nulliter:
"Con
este último defecto de forma está UNIDA A LA FALTA DE INTENCIÓN,
QUE SE REQUIERE IGUALMENTE DE NECESIDAD PARA QUE HAYA SACRAMENTO.”*
De aquí,
que tenemos a Pedro invalidándoles en dos oportunidades, bajo la pluma de S.S.
Pío XII en la VAS, y en la Bula de S.S. León XIII, citada por estos.
Para reforzar el punto que los mismos
thucistas acreditan indirectamente a La Ramera, cito la apertura del
conciliábulo, donde Roncalli también invoca estos principios de adaptación:
"En efecto; con oportunas actualizaciones y
con un prudente ordenamiento de mutua colaboración, la Iglesia hará que los
hombres, las familias, los pueblos vuelvan realmente su espíritu hacia las
cosas celestiales…
Ella quiere venir al encuentro de las necesidades
actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando
condenas…
Y vosotros, secundando las inspiraciones del Espíritu
Santo, para lograr que el común trabajo corresponda a las actuales
aspiraciones y necesidades de los diversos pueblos."
“Por esto, si ninguna herejía puede ser
legítima, tampoco hay cisma que pueda mirarse como promovido por un buen
derecho. «Nada es más grave que el sacrilegio del cisma: no hay
necesidad legítima de romper la unidad»”.
Como cualquier aspecto de nuestra Fe, este no tiene
refutación que le menoscabe. La verdadera salus animarum es el sometimiento al
Dulce Cristo en la tierra, como dispuso S.S. Bonifacio VIII en
Unam Sanctam:
“AHORA BIEN, SOMETERSE AL ROMANO PONTÍFICE,
LO DECLARAMOS, LO DECIMOS, DEFINIMOS Y PRONUNCIAMOS COMO DE TODA NECESIDAD
DE SALVACIÓN PARA TODA HUMANA CRIATURA.”
Por más pesado que pueda parecer el yugo que la Sede
Apostólica imparta, este debe ser observado totalmente, por ser preferible cargar
con este peso mediante el cual somos probados en la obediencia, antes que
romper con la comunión con esta Sede, frase memorable de Carlomagno.
Cerrando este apartado, es un hecho sostener, que la
permanencia en las sectas thucistas, lefebvristas y conciliares, resulta
en una negación total de la Doctrina del Iglesia y la Disciplina que le ampara.
Por tanto, me remito a la Disciplina vigente para la presente sedevacante, la
cual solo un sucesor legítimo de San Pedro puede juzgar su contenido, y al no
haber, esta tiene pleno vigor, anulando y dejando sin efecto con la Suprema
Autoridad de S.S. Pío XII, que es la de Cristo, cualquier intento de usurpación
de la jurisdicción y facultades papales, como la “ordenación” de Obispos
durante la vacancia, sin mediar las debidas cartas apostólicas. De dicha
sentencia no podemos desentendernos sin antes incurrir en la ira apostólica y
divina:
“A NINGÚN HOMBRE, por lo tanto, se le permitirá
violar esta página de Nuestra constitución, reglamento, abrogación, mandato,
interdicto, amonestación, inhibición, precepto, voluntad, o contravenirla con
temeridad. Pero si alguno se atreve a intentar esto, sabe que incurre en la indignación
de Dios Todopoderoso, y de sus bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo.” S.S. Pío XII, Vacantis Apostolicæ Sedis.
· + Una vez observadas las tres estructuras distinguidas por
su adaptación al fluir de los tiempos y el desacato papal, que para ruina de
las almas se apropian del grueso de quienes se denominan católicos, continuamos
con la última restante, es decir, a aquellos que nos encontramos en total
obediencia al último Papa, S.S. Pío XII, a su legado doctrinal y disciplinar,
Disciplina reflejada en la VAS.
Por otro lado, afirmamos que en esta obediencia debida a
S.S. Pío XII, la Iglesia aún conserva sus elementos visibles e invisibles, sin
mutar en un ser neumático, debido a que Cristo aún gobierna VISIBLEMENTE
(visibilem gubernationem, en Mystici Corporis) mediante la Doctrina y
Disciplina legada del Papa Pacelli, como siempre ha gobernado el Divino
Redentor durante los 260 interregnos que se produjeron. Recordemos que siempre
fue así, el Colegio Cardenalicio o Apostólico, se regía por el legado del
difunto Papa (o el legado que mantuvo o ratificó de sus predecesores), ergo, el
gobierno de S.S. Pío XII continua al no tener sucesor canónicamente electo,
sobre todo mediante la VAS, que tiene plenísimo vigor, dado que el objeto de la
Constitución Apostólica sigue existiendo al encontrarnos aún en la vacancia
posterior a su defunción. Justamente el término es VISIBLE, siendo lo material
lo que se puede apreciar, en este caso no el difunto Papa en la Sede, pero sí
su legado magisterial supremo, el de sus predecesores, el Codex y la VAS. En
consideración a este aspecto, alego al P. Timoteo Zapalena, SJ, en De Ecclesia
Christi:
“Durante el tiempo de la vacante, la Iglesia permanece
firmemente establecida, que es fruto del ejercicio del primado.[...]
Durante el tiempo del asiento vacante, la Iglesia y su unidad permanecen
firmemente en su lugar con el ejercicio preexistente del primado, así
como la ley y providencia actual de Cristo, que prohíbe la transformación de la
monarquía en gobierno colegiado o la disolución de la una Iglesia en varias
autocefalías. [...] Extraída de la influencia dinámica del papado, más pronto
que tarde se convierte fatalmente en desintegración y división, ya sea en el
protestantismo quebrado o en la desintegración del autocefalismo nacional en el
orientalismo.” Este
autocefalismo lo advertimos en las sectas que funcionan sin la debida subordinación
al legado del Papa.
Mientras que desde estas sectas del anómos, nos acusan
con la falacia de no creer en los sacramentos, o de que estos se extinguieron
totalmente, dado que ya no tenemos sacerdotes. Para responder a tal acusación,
aludo al Sacrosanto Concilio Tridentino, que da por sentado que dentro de la
verdadera concepción católica de los sacramentos, deben concurrir, por un lado,
la creencia de LA NECESIDAD DE ESTOS, Y SU ACCESO POR VÍA SENSIBLE O DE
DESEO, mediante el cual, hoy accedemos a las gracias de sacramentales:
“DECRETO SOBRE LOS SACRAMENTOS, CANON IV.:
Si alguno dijere, que los Sacramentos de la nueva ley no
son necesarios, sino superfluos para salvarse; y que los hombres sin ellos, o
sin el deseo
de ellos, alcanzan de Dios por sola
la fe, la gracia de la justificación; bien que no todos sean necesarios a cada
particular; sea excomulgado.”
Sabemos que los Sacramentos del Bautismo y Matrimonio, que no requieren presencia de un Sacerdote, luego también el acceso por vía de deseo ardiente y bien fundado de los demás, salvo el de orden, que asisten aún hoy al sujeto desde la cuna al lecho de muerte, sostenemos, además, que las cuatro notas características de la Iglesia todavía están vigentes. En particular, voy a abocarme a la nota de Apostolicidad, la cual si está presente, asegura las demás. La apostolicidad, entonces, es aquella sucesión apostólica por la cual la Iglesia de hoy es una con la Iglesia de los Apóstoles en Origen, Doctrina y Misión (Rev. ES Berry, La Iglesia de Cristo, vol. 1). Únicamente la Apostolicidad de Misión, es decir, la Sucesión Apostólica, que es uno de los tres componentes de la apostolicidad, es inaccesible al día de hoy junto con la Santa Misa, y esta culpa que no recae en los fieles, debido a que también resulta descabellado imputarnos de esto. Quienes con su accionar produjeron este presente, son particularmente los Obispos y Cardenales, que por no haber defendido debidamente la Fe Católica a partir de lo heredado de S.S. Pío XII, y conducir a la resistencia católica en pos de la obligación de elegir un Papa legítimo (como lo prevé San Roberto Belarmino, convocando un concilio imperfecto para elegir uno de entre el clero de aquel tiempo), desviaron la atención hacia cuestiones secundarias, durante el tiempo que transcurrió inmediatamente después de dar a luz el conciliábulo. La Gran Apostasía tuvo enfrente una resistencia controlada, y así, se configuró el panorama que ahora divisamos como resultado. Y aunque no contamos con clero, tenemos la riqueza de las enseñanzas dejadas por el Magisterio continuo para guiar a la Iglesia, y esto permite que los fieles aún puedan seguir formándose con estas, teniendo a nuestra disposición medios dentro de la virtualidad, que además de eficaces, nos permiten el acceso a la Doctrina y la Disciplina, de la mismísima pluma de los Romanos Pontífices.
En definitiva, tenemos Apostolicidad de Doctrina, ya que
es idéntica a la de los Apóstoles, en Origen. Mientras que dentro del
thucismo/lefebvrismo donde todo vale, desconocen no solo la cuestión
jurisdiccional como de necesidad, sino también desconocen a la Autoridad Divina
Única sostenida por Nuestro Señor, la de S.S. Pío XII, ya que nada se recibe en
el orbe episcopal, sin y contra Pedro, faltándoles esta marca de la Esposa en
sus estructuras.
Sostenemos, partiendo de lo ya expuesto,
que contamos con los sacramentos necesarios, que todavía están disponibles para
nosotros, junto con los que reemplazan a los sacramentos de la Penitencia y la
Santa Comunión, la Perfecta Contrición y la Comunión Espiritual, que también
confieren gracias. Cumplidas ya las profecías, y quitado el Sacrificio de la
Santa Misa como lo asevera el profeta Daniel, es imposible obtener estas
gracias de otra manera. No debemos olvidarnos, que en nuestra situación,
tenemos disponibles para la práctica, en cualquier momento, la cristiana caridad y todo tipo de
accionar piadoso y edificante en relación con esta, además de la oración, necesaria para
santificarnos, vencer las tentaciones, perseverar y aumentar las gracias y
virtudes cristianas, por medio de esta poderosísima arma espiritual, que es
escuchada de lo Alto:
“Y lo mismo sostiene Santo Tomás con
estas palabras:
Después del Bautismo le es necesaria al
hombre CONTINUA ORACIÓN, pues si es verdad que por el Bautismo se borran
todos los pecados, no lo es menos que queda la inclinación desordenada al
pecado en las entrañas del alma y que por fuera el mundo y el demonio nos
persiguen a todas horas. He aquí como el Angélico Doctor demuestra en pocas
palabras la necesidad que tenemos de la oración.” Cita tomada de la gran obra San Alfonzo
María de Ligorio, “El gran medio de la oración”.
Es así, que no estamos privados de los
medios para obtener la gracia y cumplir con nuestras obligaciones cristianas, a
lo cual, no se justifica el desacato papal que se pregona a la viva voz del
“sea como sea”:
S.S. Pío VI en 1791: "Prohibimos
severamente a los mal elegidos e ilícitamente consagrados, asumir la
jurisdicción episcopal ya que nunca la han recibido. Tampoco deben nombrar,
para la cura de almas y la administración de los sacramentos, BAJO NINGÚN
PRETEXTO DE NECESIDAD."
Con todo lo anterior aún en pie, todavía
existe un cuerpo orgánico, conformados por laicos de carne y hueso, visibles, y
por supuesto, la familia católica. San Irineo sostuvo esta afirmación, y es
citado por S.S. Pío IX en la Encíclica Qui Pluribus:
“TODOS LOS FIELES QUE VIVEN EN TODOS LOS LUGARES
CONSTITUYEN TODA LA IGLESIA”
En esta materia, además, nosotros los
laicos debemos cumplir con los deberes que en todo tiempo, nos corresponde
vigilar a los miembros de la Iglesia, el apostolado laical para agradar a
Dios:
“La iniciativa del apostolado laical
está perfectamente justificada incluso sin una previa misión explícita de la
jerarquía ... La iniciativa personal juega un gran papel en la protección de la
fe y la vida católica, especialmente en países donde los contactos con la
jerarquía son difíciles o prácticamente imposibles. En tales circunstancias,
los cristianos sobre quienes recae esta tarea deben, con la gracia de Dios,
asumir todas sus responsabilidades... Aun así, no se puede emprender nada
contra la voluntad explícita o implícita de la Iglesia, o contrario de alguna
manera a las reglas de la fe o la moral, o la disciplina eclesiástica.” S.S.
PÍO XII, 1957 (Acta Apostolica Sedis del 22 de noviembre de 1957, 49: 906-922) https://www.vatican.va/archive/aas/do...
CONCLUSIÓN FINAL
La visibilidad material de
la Iglesia implica, según la Enciclopedia Católica, una profesión pública de la
fe, una sociedad manifiesta al mundo, no un cuerpo cuyos miembros están ligados
por algún lazo secreto, y tanto el Magisterio y la Disciplina reinante NO SON
SECRETOS, así como también las oraciones públicas y privadas, y el apostolado
que deben atenderse. Cristo, su sociedad divina, y los medios de salvación, son
fácilmente reconocibles, atributos que evidentemente por su naturaleza postulan
un origen divino, que todos los que lo ven, y luego al profundizar en estas
cuestiones, deben saber que proviene de Dios.
La visibilidad formal está
asegurada por aquellos atributos que generalmente se denominan las
"notas" de la Iglesia: su Unidad, Santidad, Catolicidad y
Apostolicidad. Sus miembros en todo el mundo están unidos por la profesión de
una misma fe común, por la participación en un culto privado y público común, y
por la obediencia a una autoridad común, el Romano Pontífice, por
el cual somos trabados a la Esposa mediante el sometimiento a S.S. Pío XII*.
Todo esto puede ser percibido por los sentidos, una sociedad de tal naturaleza
en la que se puede discernir fácilmente, quién pertenece a ella, y quien no, a
través de esta sujeción al Papa Pío XII. Este carácter de visibilidad, no
pretende que todos sus elementos sean inmediatamente aparentes a los sentidos a
priori, pero sí para aquel que buscando, ha de encontrarla seguramente a la
Esposa, manifestada por algún elemento visible como los mencionados en este
documento.
De esta manera, las
personas pueden ver una sociedad externa y visible, hombres que profesan la
misma doctrina, frecuentan los mismos sacramentos y obedecen a un común
gobierno. Los católicos, que obedecemos a S.S. Pío XII, tenemos en nuestras
manos la facultad de edificar, obrar, y manifestar públicamente, en la
virtualidad y en nuestro entorno, día a día la Fe Católica. Esto, sin lugar a
dudas, constituye visibilidad, y es remedio para desterrar y
hacer frente a las tantas sectas y, de manera particular, a sus multiformes
maneras de intentar trastocar lo siempre sostenido por la Iglesia, con la
creencia que la forma de organización del Cuerpo Místico puede mutar y
prescindir del Papa, justificar el sacrilegio del cisma, y la errónea
concepción mecánica de la validez episcopal en sedevacante, que es nula y sin
efecto por expreso mandato papal.
Adversus Roncalli,
Montini, Luciani, Wojtyla, Ratzinger, Bergolio;
Adversus Lefebvre;
Adversus Thuc.
In obedientia Petrus.
NOTA BENE: Adjunto la explicación de la “consumación del siglo” con imprimátur de Nuestra Santa Madre la Iglesia, de 1956:
Perfil de facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100085514661504
Querido hermano José Augusto, gracias por este magistral y terapeútico ensayo y por todo el piadoso trabajo que compates con nosotros para gloria de Dios y para nuestra salvación.
ResponderBorrarConversando con un Thucista, éste esgrime contra los sedefinistas la siguiente definición de la Catholic Encyclopedia:
«The Apostles received it from Christ and gave it in turn to those legitimately appointed by them, and these again selected others to continue the work of the ministry. Any break in this succession destroys Apostolicity, because the break means the beginning of a new series which is not Apostolic. "How shall they preach unless they be sent?" (Romans 10:15). An authoritative mission to teach is absolutely necessary, a man-given mission is not authoritative. Hence any concept of Apostolicity that excludes authoritative union with the Apostolic mission robs the ministry of its Divine character. Apostolicity, or Apostolic succession, then, means that the mission conferred by Jesus Christ upon the Apostles must pass from then to their legitimate successors, in an unbroken line, UNTIL THE END OF THE WORLD.» (Las MAYÚSCULAS son mías.)
https://www.newadvent.org/cathen/01648b.htm?fbclid=IwAR3bQavRtADPhf0mIxDfgJP7-RCDzcSKTfe1d5gj5y6CqfZCwlI6ERQGeZ8
¿Por qué dice la Catholic Encyclopedia UNTIL THE END OF THE WORLD en lugar de UNTIL THE CONSUMATION THE OF AGE ó UNTIL THE END OF THE AGE ó algo parecido?
Sigo rezando a diario por tu señora abuela, doña Ana María Zapatero (si es que recuerdo correctamente su nombre), como nos has pedido a los suscriptores de INTERREGNVM MCMLVIII.
Dios Uno y Trino y la Santísima Virgen María te bendigan.
❤️
Un gusto el saludarlo por este medio, querido hermano Rafael. Le agradezco su comentario y sus consideraciones para con este siervo que solo intenta agradar a la Augusta Trinidad, mediante la defensa de su Vicario que habla por Boca Divina.
BorrarRespecto a la traducción inglesa que emite la Enciclopedia Católica «UNTIL THE END OF THE WORLD», le aseguro que el uso de esta terminología se debe al mismo motivo por el cual distintas lenguas, incluida la nuestra, hicieron uso de «fin del mundo» para algunas traducciones, siendo la causante la misma cuestión profética no revelada aun, por cuestiones temporales. Usted sabe, querido hermano, que toda profecía es oscura, en el sentido en que esta se presenta primeramente, con un carácter marcadamente contingente en algunos de los elementos que la configuran, para luego ipso facto en el momento de su cumplimiento, develarse el significado preciso al cual hacía referencia la profecía. En virtud de esta elemental cuestión, es que dentro del abanico de posibilidades para develar el significado preciso del término latino Consummationem Sæculi, se encontraban también los términos «fin del mundo», «fin de los tiempos», «fin de los siglos», etc. Es comprensible, entonces, el uso de «fin del mundo» de parte de la Enciclopedia Católica, redactada en tiempos de S.S. San Pío X.
Otro punto a tener en cuenta, es que siempre y sin excepción que se hace uso de esta frase en sus distintas aristas, se remiten a S. Mateo XXVIII, 20; es decir, a Consummationem Sæculi, como punto límite de las promesas divinas. Por ejemplo, en Dei Filius, u en otra parte del Magisterio donde se haga uso del término, todas tienen como base a la cita de San Mateo con la que concluye su Evangelio. Es más, si usted puede dar con el texto original en latín, le aseguro que este proyecta el término Consummationem Sæculi y no consummationem mundi. En el caso de Dei Filius, en su traducción española, puede hacer uso de «fin del mundo» o «fin de los tiempos» como puede corroborar, pero en su versión latina esgrime clarísimamente Consummationem Sæculi, aspecto que cierra todo debate al respecto.
Por otro lado, sabemos que la traducción literal es Consumación del Siglo, y no otra. Además, la balanza se inclina definitivamente hacia esta utilización puntual, dado que todo el legado pontificio que defendemos, junto con las Sagradas Escrituras, demuestran en combinación a los sucesos ya acontecidos, que la Consumación del Siglo es la etapa que describo en el presente artículo.
Finalmente, la misma cita que exponen los anómicos neo-galicanos, pone de manifiesto que su accionar no es católico, y que la Apostolicidad es una nota absolutamente ajena a su falso clero acéfalo, desobediente del Papado por el cual se pronuncia Nuestro Divino Redentor.
Párrafo aparte, le vuelvo a agradecer sus piadosas oraciones para con mi abuela, querido hermano. Mañana, lunes 05.06, se cumplen sus nueve noches, así que le vuelvo a pedir sus oraciones para que Dios se apiade de su alma, de las benditas almas del purgatorio, y de las nuestras.
✞ LAUS DEO.
Gracias mil, querido hermano, por confirmar e iluminar lo que en mi limitado conocimiento intuía. Y cuente con mis oraciones para su señora abuela, las cuales por una inesperada y felicísima gracia de Dios me han hecho particular bien a mí también, es decir a mi fe católica.
ResponderBorrar